Por ello, la realización de una exploración oftalmológica a tiempo es importante para descartar cualquier problema ocular que pueda tener el pequeño.
Problemas oculares más frecuentes en niños:
Miopía: La miopía infantil es un trastorno que provoca que el niño sea incapaz de enfocar con nitidez los objetos lejanos. Es un problema bastante común en la infancia.
Astigmatismo: Las personas con astigmatismo son aquellas que perciben una visión deformada de las cosas, tanto de lejos como de cerca. A menudo esta enfermedad está ligada a la miopía o a la hipermetropía.
Hipermetropía: Este problema provoca una dificultad para percibir correctamente los objetos cercanos, lo que puede acabar obligando a los niños a forzar la vista.
Estrabismo: El estrabismo es la pérdida del paralelismo en los ojos, haciendo que cada uno de ellos mire en dirección diferente. Este problema es muy grave y debe ser detectado en cuanto se diagnostique.
Ojo vago: En este caso uno de los ojos predomina sobre el otro, haciendo que el ojo débil se esfuerce menos y acabe perdiendo visión. Este problema se puede corregir tapando el ojo bueno para forzar al otro a corregirse.
Todas las enfermedades aquí mencionadas tienen síntomas previos que, de ser detectados a tiempo, pueden ser tratados gracias a la oftalmología infantil. Es muy conveniente prestar atención a los ojos de los niños, ya que si se enrojecen o a menudo están llorosos podrían estar teniendo algún mal funcionamiento. Los hábitos y las manías pueden ser algo muy significativo, y es que en caso de que el pequeño se acerque o se aleje demasiado al leer, se frota demasiado los ojos o trata de entrecerrar los ojos para ver mejor sería conveniente preocuparse.