Efectivamente, nuestros ojos están diseñados para adaptarse y funcionar perfectamente con distintas condiciones lumínicas. Así, cuando nos adentramos en un lugar con poca luz, las pupilas sufren un proceso conocido como midriasis: se dilatan gracias a los músculos radiales del iris y consiguen que la poca luz existente penetre hasta la retina. En situaciones con exceso de luz ocurre justo lo contrario, las pupilas se contraen fruto de un proceso bautizado como miosis con el objetivo de que nuestras retinas no sufran ningún daño.
La revista The BMJ publicó un amplio estudio observacional, con una muestra de casi 68.000 hombres y mujeres de Inglaterra, Escocia y Gales.
El objetivo era averiguar si aquellos sujetos que pasan más años de su vida estudiando en lugares cerrados tienen un mayor riesgo de padecer miopía.
Los resultados apuntan a que, efectivamente, un graduado universitario del Reino Unido es, de promedio, una dioptría más miope que alguien que dejó la educación con 16 años, es decir, cada año de estudio podría favorecer el desarrollo de la miopía en 0,25 dioptrías aproximadamente.
Es cierto que la predisposición genética tiene mucha más incidencia que cualquier otro factor de índole ambiental en la posibilidad de desarrollar miopía.
De hecho, existen numerosos estudios que sostienen que el hecho de que nuestros padres padezcan este defecto en la vista es clave para el desarrollo posterior en los niños.
Según los investigadores de la Universidad Estatal de Ohio que lo realizaron, "la herencia es el factor más importante asociado con la miopía juvenil".
En concreto, si los dos padres la sufren, existe una probabilidad de un 40% de que el hijo la desarrolle.
Sin embargo, no se pueden descartar tampoco los factores ambientales. Cada vez existen más evidencias de que el trabajo cercano y el tiempo de estudio o lectura perjudican nuestra salud visual.
Según Denize Atan, investigadora de la Universidad de Bristol: "La evidencia sugiere que es la poca luz en lugar de la lectura ‘per se’ lo que daña los ojos y ésta ha sido una de las razones para invertir en aulas con luz brillante en el sudeste asiático y proteger contra la miopía.