Podemos comprobarlo de una forma más sencilla y sin necesidad de utilizar instrumento alguno. Tapemos con las manos las franjas superior e inferior. El resultado nos indicará que estábamos percibiendo una ilusión óptica, producto de la actividad del sistema nervioso.
Este sencillo ejemplo ilustra lo que en su día avanzó Vernon Mountcastle: la percepción es un proceso creativo, no una réplica del mundo real. Para el hombre, como para todos los primates, la visión es un sentido de una importancia capital. En la sociedad humana constituye la piedra angular de nuestro conocimiento e interrelación con el entorno, y muchos procesos mentales, incluyendo la memoria, se cimientan en la información visual.
El proceso de la visión
Imagine ahora una escena cotidiana. El contenido que cubre su campo visual se halla poblado de figuras, colores y formas en movimiento. El conocimiento sobre lo que ocurre en el exterior se basa en la actividad nerviosa que desencadena la luz que reflejan los objetos. Esa luz atraviesa el ojo y alcanza la capa de células más interna, la retina. Aquí se inicia la visión, un proceso complejo, a la par que maravilloso.
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